El sueño es un proceso biológico fundamental que desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la salud y el bienestar general. Aunque la importancia del sueño es ampliamente reconocida, la relación intrincada entre la calidad del sueño, el estrés y la inflamación a menudo se entiende menos. Para apreciar cómo interactúan estos elementos, es esencial explorar cómo la calidad del sueño influye en los niveles de estrés y la inflamación en el cuerpo.
En su núcleo, la calidad del sueño se refiere a qué tan bien se duerme, abarcando factores como la duración del sueño, la continuidad del sueño y la profundidad de las etapas del sueño. El sueño de alta calidad se caracteriza por una duración suficiente, mínimas interrupciones y la capacidad de progresar a través de las diversas etapas del sueño, incluyendo el sueño REM (movimiento ocular rápido) y el sueño no REM. La mala calidad del sueño, por otro lado, puede manifestarse como dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes durante la noche o despertarse sintiéndose no renovado.
La conexión entre el sueño y el estrés
El estrés es una respuesta natural a amenazas o desafíos percibidos, activando el mecanismo de "luc...
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